miércoles, 30 de octubre de 2013

RELOJ Y MARIPOSAS





                                                                     



Reloj y mariposas


El reloj de bolsillo sobre el prado
palpita indolente un ritmo constante,
marcando el minuto, el tiempo, el instante,
cierto sabedor de que no has llegado.

La tarde y las seis surcan su costado
en la cita que se mueve esfumante
y aguarda el reloj, callado, elegante,
aunque tu tardanza es su desagrado.

Ya las siete son y las mariposas
rondan el reloj que el tiempo devora
dolidas con tu ausencia y con tus cosas.

El color de sus alas se edulcora
en el cristal que ocultan, primorosas,
como si ansiasen confundir la hora.
                                                                           

                                        

domingo, 27 de octubre de 2013

FLECHA



                                                              

                                                                                  

FLECHA


Obligada va la flecha a la ballesta
y desdichada es con su implacable punta
de amargo acero, y se pregunta
qué culpa tiene ella de la diana impuesta.
¡Ay! se dice, ¡Ay! si derivar pudiera
el rumbo que la lanza a un firmamento
de estrellas donde una es el aliento
del corazón condenado que la espera...
¡Ay, si pudiese en un gesto de templanza
girar volviendo al alma del dedo que la lanza!



viernes, 25 de octubre de 2013

VELERO








VELERO


Ese barco velero que se va
con las telas que lo empujan tiritando
ante el soplo asumido por el mando
de iniciar su viaje a voz de ya,
quiere ir lejos, por detrás de lontananza
disipándose en graciosa singladura,
rompiendo los azules la estela de blancura
que recita, a su partida, una romanza.
Adiós le dice mi mano, en sintonía
conque en La Luz ya no bogan los veleros
que en los ayeres, pausados o ligeros
dueños eran de la providencial bahía.
¿Adonde irá tu empeño aventurero? ¡Ay!
goleta te auguro un rumbo agradecido
en la travesía de la que te has vestido.
¡Buen viaje, bon voyage, bye bye!



MÚSICA








Música


Ese vapor distinto, siempre ardiente
que calienta mis pasos y liba mi frente
es amor que me llega, dolor que se esfuma
más allá de la pena y su vientre de bruma
cada vez que su murmullo hace presente.

No me duermo sin haberla adivinado
armoniosa paseando por mi lado.
Y aún dormido, llegan suaves como brisas
sus rumores, sus jadeos, sus sonrisas
de bolero, pasodoble, polca o fado.

Nadie enredado en sus “latires” se resiste
a la paradoja, siempre alegre, siempre triste
que su voz en verso impasible manifiesta
en cada corazón, como respuesta
incluso a la pregunta que no existe.

Es su gracia reposada, lo mismo que viajera,
la que se queda o va a donde se la espera.
Cualquier lugar es bueno para esa fantasía
que pone en los oídos la fértil cortesía
del creador sublime que un canto compusiera.

Es la música... hechicera sutil del sentimiento
que tantas veces anda por la vida, desatento.
Sin ella, nadie podría caminar comprometido
en anhelar felicidad, siquiera andar vestido
con un traje de hilo inmune al desaliento.

Es la música… esa cosa callada y elocuente
que nadie ve y todo corazón la siente.



domingo, 20 de octubre de 2013

LA VIEJA BARCA








   La vieja barca
              



Rota y deshecha está en la misma orilla

sobre el agua verdinosa y quieta

que su fondo, su costado y cada grieta

lame en vaga e inaudible tonadilla.

Su enmaderado cuerpo roto y viejo

ya de esa materia viva no parece

por el pútrido limo que le crece

poro a poro por todo su aparejo.

La barca parece dormir, pero está muerta

aunque aparente que aún flotar pretenda

mostrando con su pose, su leyenda,

su historia ya olvidada, pero cierta.

Navegó tantas veces en la furia

de un mar de olas tremebundas

hacedoras de simas tan profundas,

que mostraban su poder y su lujuria

jugueteando con su forma diminuta

al antojo de ola y remolino,

más no halló el mar nunca el camino

de porfiarle su destino ni su ruta.

Silenciosos quedan los instantes

en que ya cerrado el cortinaje

que se rinde ante el mar y su oleaje,

casi muertos le robó seis tripulantes.

Fue la lancha con sus palas decididas

brazo y rostro que retase a la arbolada,

fue su quilla atrevida y obstinada

ganadora generosa de seis vidas.

¡Cuántas veces su remero llegó a puerto

tan exhausto, tan feliz como su nave

que hoy es lo que se ve, lo que se sabe

desde que ella y su patrón hubieron muerto!

¡Cuánto podría traer hoy la voz esquiva

del recuerdo dormido en su madera!

¡Cuántas cosas evocar quisiera

si pudiese ir a la memoria estando viva!





jueves, 10 de octubre de 2013

LIBRO Y MAR








Libro y mar




El mar estaba a punto de dormirse

bostezando apacible, de un dorado

que admiré en silencio, y tú a mi lado

le observabas, del día, desvestirse.

Un libro entre mis manos conseguía

prodigar en suspiros su embeleso,

pues mi voz con cada frase dar un beso

en tu oído, descuidado, pretendía.

Más, antes de que el sol desvaneciera

su último fulgor, su postrer guiño

que cada tarde hace, como un niño

al que el sueño llamase y con él fuera,

te cubriste con la falda una rodilla

que a la orilla mostrabas con descuido.

¿Fue pudor ante un flirteo pretendido

o vergüenza de tu muslo ante esa orilla?

Te incorporaste y nada me dijiste

y te pusiste a andar, y el abandono,

como un rey suntuoso, subió al trono

del dolor, de la pena, de lo triste...

En la arena el libro quedó abierto,

con sus páginas ahora tiritando

por el miedo y frío que se siente cuando

cada renglón escrito queda yerto.

Yo me fui tras de ti; contigo yendo

no supe apreciar que el mar subía

hasta alcanzar el libro, y todavía

seguro que aún lo está leyendo.