domingo, 26 de enero de 2014

AURORA Y OCASO







Aurora y ocaso

No es mejor el este que el oeste
ni sucede en absoluto lo contrario.
No es el uno sin el otro extraordinario
manantial de fantasía que se acueste
sin hablar de su milagro cotidiano,
verdadero, admirable, fiel, pagano…

De una faz a otra el pié del alma erra
en pos del milagroso gesto amaneciente
o tras el crepuscular despido de la fuente
de luz, aletargada tras la cresta de la sierra.
Yo ansío estar en ambos puntos cardinales
y oír el encender y el apagar de sus metales.

Anhelo ver enraizar el día cada día
con su primer rayo de color entibiecido,
tras su primer tinte de brillo al que le pido
tapice como al suelo mi lánguida armonía.
Que guarnezca esa calma durmiente sobre el pecho
y mis ojos se toquen del sol recientemente hecho.

Allá llevo la vista gestando la orillas
del principio de todo, del extenso
paisaje pintado en lechos de incienso
con tonalidades pardas, ocres, amarillas…
Allá el día nace ilusionado y en mi subconsciente
bulle un don de fantasía, susurro del oriente.

Mas, rompe la tarde el ocaso taciturno
que va cerrando poco a poco el cortinaje
por el que se pierde el sol, al abordaje
de un cielo que ya afina su cántico nocturno.
Y otro color asoma, apagado, calmo y suave lila
que entre estrellas y luna prendido, letargos destila.

Es la voz silenciosa del augurio dormido en la noche
que de amplias sombras encandila la mirada.
Es el gesto que ni da ni tampoco quita nada
a la rutina. Sólo es mano que abroche y desabroche
la inmutable cotidianidad grave y eterna
que como el día hace con ella, igual le hiberna.

Y la bóveda oscura se prende en fogatas distantes
que chispas de agua de plata, infinitas, semejan.
Gotas diminutas de cristal encendido que dejan
al cielo elegir por ellas sus guiños brillantes.
Y la luna, solista de tan pura y soberbia sinfonía
cantará su luz, colgada de aquel, hasta el nuevo día.


domingo, 19 de enero de 2014

POESÍA







Poesía


Dijo el poeta una vez esta certeza:
La poesía se escribe cuando ella quiere.
Y es ella la que manda, la que infiere
en el corazón, en el alma, en la cabeza...
Va más allá del simple pensamiento,
cruza los páramos de todo desconsuelo,
boga el mar que sonríe al portezuelo,
surca el aire que exhala el desaliento,
anda por las veredas que van a la aflicción,
merodea en el jardín sembrado en fantasías,
divaga entre las flores cantando flecherías
de aromas que edulcoran cielo y corazón...
No busco, juglar, el desdén a tu grácil sinfonía,
no pretendo, artista, poner en duda tu estandarte,
pero no habría un creador de no existir el arte,
ni un sólo poeta habrá cuando no haya poesía.



miércoles, 15 de enero de 2014

HOY AMAS A OTRO







HOY AMAS A OTRO

¡Cómo duele, mujer, ver la alegría
irradiándose en tus vestales ojos,
tintados arreboles, armonía
que, sin más, canturrean tus antojos!

¡Cuánto daña ese embrujo, brujerías
vestidas de tristezas y de abrojos
que llevan en tu pecho bulerías
y en el mío pesares y despojos!

Veo como ayer, tarde, noche y día,
trastornado de amor te sonreía
en mi fuente licuada en plata y oro.

Hoy al ver puesta en otro tu sonrisa,
en el alma esa fuente se me agrisa
mientras canta lo triste que te lloro.


domingo, 12 de enero de 2014

INDOLENCIA








INDOLENCIA

Yo me senté a esperarla, a que viniera
con su sonrisa fácil, satisfecha
de regalarme ya la vida hecha
hilando plenitud a su manera.

Me aposenté en sólo desearla,
calmada la pose, anhelante el gesto,
perenne al trasluz de la prisa, opuesto,
a fin de recibirla y festejarla.

Una vida entera así, diluyendo
cada tempo de espera en lo distante
que trajese a mi lado al bienandante
y abrigara mis ansias con su atuendo.

Hoy veo la actitud inoportuna
de enarbolar, igual que tanta gente,
la idea de no dar un paso al frente
esperando a que llegue la fortuna.

Así es todo, y más en el amor... pues como un potro
veloz, hay que ir al galope sin compás de espera,
yendo como loco detrás de aquel a quien se quiera
o en el camino por donde viene a ti, surgirá otro.



sábado, 4 de enero de 2014

EL CÉSPED Y LA RAMA








El césped y la rama



Con ansia observa la grama
y desconsuelo,
la lejanía en la rama
que toca el cielo.
Su verde es igual delicia
como el de ella,
pero la rama acaricia
casi una estrella.
La grama no llega a tanto,
calla y observa,
y hasta el rocío es el llanto
a ras de hierba.
Arriba la rama atiende
soles y brisas
que bajo la hoja, alpende
es de sonrisas.
Y más abierta al paisaje
y más inquieta,
aquélla hace un visaje
al sol, coqueta.
El césped frunce una ceja,
eso le angustia,
y lanza, leve, la queja
de una flor mustia.
Es otro canto a la vida,
es otro canto,
es música inadvertida
que suena a llanto.
¡Cuán necio es ansiar un salto
desde tan bajo hasta tan alto!