lunes, 28 de julio de 2014

EN LA ORILLA


EN LA ORILLA

Te fuiste, rompiendo olas entre las manos;
de cuantas quisiste, sus esfuerzos vanos
por evitarte, cayeron evidentes
entre espumas de leche que, impenitentes,
urden burdos simulacros serpentinos
de falsas llamadas con besos salinos.
Te alejaste mar adentro y te perdiste
decidida a no regresar, a eso fuiste,
a enredarte con el agua y con la arena
de las simas, obstinada en ser melena
danzarina entre las rocas sumergidas
tocadas de soledad, estremecidas
por el canto triste, eterno e incoloro
del silencio repetido y de su coro.
No sé hoy por qué fue imposible detenerte
o quizás por qué no quise acompañarte;
y te fuiste y me dejaste, quedé aparte
de tu voz, de tu mirada y de tu suerte.
La luna se ha apagado y encendido
tantas veces más allá de tu partida,
que a una postrera lágrima yacida
mi canto sin consuelo ha adormecido.
Ya no aguardo tu regreso con la pena
de saber que me dejaste eternamente,
porque sigo aquí, en la orilla, simplemente
esperando que regreses cual sirena.

jueves, 17 de julio de 2014

EL JARDÍN DEL BESO


El jardín del beso

Vuela mi pensamiento y te adivina
sintiendo en tu beso un dolor de espina
que propicia su púa calorina.

Un beso, un latido, mil besos… pues mil
pinchazos de fuegos lejos del pretil
que muestran abismos de difuso añil.

Surcan verdes, amarillas y violetas
las pasionales caricias, marionetas
que en la boca se deshacen en piruetas.

Burbujitas de sol que contenidas
en pasiones y anhelos, como vidas
simples van a mis labios decididas.

E insiste el pensamiento que, obstinado
hurgando en tu figura, mira el prado
ya en tu aliento solar ensalivado.

Prado no verde, rojo como grana
que entinta de ese tono la mañana
en la que un primer beso se desgrana.

Todo esto que cavilo se avecina
en bordados de un lírico pensil
vestido de caléndulas coquetas.

Idílico jardín que se empecina
en citar las abejas en abril
y sean hasta otoño sus estetas.

El jardín es el beso y ni un rey Midas
con su fulgurante ímpetu dorado
ganaría a la luz que lo ornamenta.

No habrá raros aromas ni flores engreídas,
pues un vergel es precisamente, enamorado,
el beso guarecido del brillo que lo argenta.

domingo, 6 de julio de 2014

EL CAMINO ENGAÑA

EL CAMINO ENGAÑA

Yo nací errabundo para andar por el camino de la luz y de la sombra,
atajo de guiños terrosos que el paseo tapiza y el paisaje nombra.

Yo nací para abrazar con el pie la angosta e interminable travesía
que avanza sobre el polvo amarillo, polvo en que se embarca, polvo que es su guía.

Yo enfrenté el sendero prendido en llamas dulces, también ateridas
en la fría calidez de nubes,al sol candente, derretidas.

Yo abrí, casi niño, la difusa cancela que accede a la senda
cegadora en lo inmediato, hechicera mano, cristalina venda,

ambiguo manantial que oculta la prístina certeza de un paisaje
negado al tacto de mostrar los primores o el desdoro de su encaje.

Hubo de ser el trotar encandilado del deseo, yacimiento
de la primera ilusión, del primer desencanto y del primer lamento,

del imprevisto emboscado traspié en el que no se ve la casual piedra
que a algunos entorpece, a pocos impulsa y a muchos más arredra,

cual si el embrujo de mágica celada al alma les desorientase
quitando a la armonía la nota o el hurto verbal desde la frase.

Cuanto dicen mis labios porfiados hablan sólo, tan sólo del camino
que es principio de todo, del paso por la vida, su instante y su destino.

En tanto, mis ojos labran como arañas las telas del don de la vida
por dar a mis zancadas el perfil de la ilusión ardiente y contenida.

Y he andado largo tiempo detrás de la voz tersa de vagos recovecos
que me atraen, imán ataviado de añoranzas consumidas por los ecos.

Y he buscado a ciegas superar en el vivir un desabrido desaliento
que apaga el alma a cada paso y a cada paso la intoxica de lamento.

Y he querido, por tal, hallar en mi andadura, el perfil de una vidriera
que, al mirar tras ella, la pupila advirtiese que el paisaje mintiera.

Pues no es todo angostura cuanto debe esperarse de su letanía,
y se han de hallar mil razones que embauquen al alma porque ésta sonría,

ya que atajos hay que a la vista no están y desean dar otra apostura
al paso de la vida, porque el andar del alma despinte su amargura

y encienda de alegres vericuetos el paisaje ahora angosto y diluido
por el ojo engañado, por la ilusión raptada y por el rumbo fingido.

Con la mente impregnada en estos pensamientos iluminé cada paso
y vi florecer la senda de tonalidades que, dormidas acaso,

hasta entonces no pensaron en ser advertidas al gesto de mis ojos
en sus pensares verdes, sus azules perfumes o sus latidos rojos.

Acabó para siempre la pérfida calumnia, hostil quebradero del paisaje
que hasta entonces quiso tener aterida la estela confundida de mi viaje.

Y advertí cosas que, dulces y amables, yacían inadvertidas por mi instinto
dictándome los modos de conseguir desenhebrar el urdido laberinto.

Luego, una mano suave despertó con tacto y ternura mis sentidos
hasta conseguir mutar mis inciertos pasos en brillantes latidos.

A la mano propicia di mi mano y con ella urdí mi travesía.
De su mano voy desde entonces, y enredada a la suya va la mía.




miércoles, 2 de julio de 2014

EL AMOR


EL AMOR

Es pintura del mar en la bonanza,
es foto del sopor embravecido,
es el silencio que en el alma es ruido,
es más que flecha que Cupido lanza.

Es alondra que canta y enternece,
es arrullo de flauta en el invierno,
es dulzura prendada de lo eterno,
es humo al cielo que menguando crece.

Es lisonja jamás interesada,
es lujuria cautiva por el beso,
es el clavel cual punta de la espada.

Es puñal que se clava y deja ileso...
Para cantarlo, cuanto he dicho es nada,
pues amor es mucho más que todo eso.